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30 de octubre de 2011

40 mentiras de ciencia

1.- ¿De verdad los ciempiés tienen cien patas? Parece ser que nunca ha aparecido un ejemplar que tenga ese número exacto. De hecho, la cantidad de patas varía entre 15 y 191 pares.

Avestruz
2.- Las avestruces no entierran su cabeza ante el peligro. Fue el historiador romano Plinio, el primer viajero que vio a estos animales, quien creó este mito. Pero en realidad, lo que hacen no es ocultarse de los intrusos, sino cavar con sus picos los hoyos que servirán de nidos para sus huevos.

3.- Existen más de tres estados de la materia. Todos aprendimos en el cole aquello de sólido, líquido y gaseoso. Pero nos rompieron los esquemas cuando los científicos descubrieron un cuarto: el plasma. Actualmente hay quince estados, sumando a los ya conocidos otros de nombre rimbombante, como perfil de ionosfera, condensado de Bose-Einstein... aunque algunos de ellos solo se han detectado en condiciones experimentales extremas.

4.- ¿Cuál es el país en el que viven más tigres de bengala? La India parece una respuesta evidente, pero no es correcta. Hace un siglo, en la patria de Gandhi podían vivir 40.000 ejemplares, pero actualmente solo quedan unos 4.700. Sin embargo, Estados Unidos se ha convertido en la nueva patria de este depredador, ya que unos 12.000 tigres viven repartidos entre los zoos públicos y privados.

5.- Marte no es de color rojo. Podría ser marrón, naranja o amarillo, porque realmente aún desconocemos el auténtico color de su superficie. Lo que sí se sabe es que el aspecto rojizo que presenta al verlo por el telescopio se debe a la acumulación de polvo en su atmósfera.

6.- Dormir rodeado de plantas no es peligroso. De noche, los vegetales consumen oxígeno y liberan anhídrido carbónico, que es perjudicial para la salud. Pero lo hacen en cantidades tan pequeñas que habría que dormir rodeados de un auténtico vergel y en una estancia herméticamente sellada para que fuera nocivo.

7.- Graham Bell no inventó el teléfono. Fue el italiano Antonio Meucci quien, en 1870, instaló un dispositivo de telecomunicaciones entre el sótano y el dormitorio de su casa de Nueva York. Presentó una solicitud de patente, pero la perdió al no poder pagarla. Finalmente, Bell perfeccionó el invento y lo patentó. Pese a eso, el Congreso de EEUU aprobó en 2002 una resolución que reconocía a Meucci como “padre” del teléfono.

8.- El champán es ¡Alemán! Aunque se atribuye su invención al monje francés Dom Perignon, lo cierto es que un siglo antes los burgundios, un pueblo germano, ya conocían esta bebida. Fueron ellos quienes la llevaron a Francia. Eso sí, a fray Perignon le corresponde el mérito de haberla refinado.
Botella de Champán
9.- Y los camellos vinieron de América. Ni del Sahara, ni de Asia. Los fósiles aparecidos en el desierto de Sonora (Arizona) demuestran que los camélidos proceden del actual territorio de EEUU y que emigraron a Eurasia por el estrecho de Bering. Los primitivos camellos americanos tenían el tamaño de ovejas y se extinguieron hace 13.000 años, víctimas  de una glaciación.

10.- Tenemos menos cerebro que una hormiga. Si lo medimos en relación a nuestros respectivos tamaños, la verdad es que este insecto nos gana por goleada. Su cerebro solo pesa 0,3 mg, pero representa casi el 6% de  su peso total, mientras que el humano, aunque ronda los 2 kg, equivale al 2% del total. Pero ellas solo tienen medio millón de neuronas, y nosotros llegamos a los 15.000 millones.

Vista aérea del Mauna Kea
11.- El everest no es la montaña más alta del mundo. La mítica cima tibetana mide “solo” 8.848 m. Poco, si lo comparamos con el Mauna Kea, un volcán hawaiano que emerge en medio del Pacífico. Sobre el nivel del mar sobresalen 4.205 m, pero la mayor parte de su estructura (6.000 m) se oculta bajo el agua. Por eso, su altura total medida desde su base submarina es de 10.205 m. Casi 2.000 más que el Everest.

12.- Marco Polo nació en territorio croata, y no en la ciudad de los canales. Vino al mundo en la isla de Korchula, que pertenece a Croacia, aunque en su época estaba ocupada por tropas al servicio de Venecia.

13.- Un día real dura más de 24 horas. La ciencia ha acuñado como medida de tiempo una unidad artificial llamada “día solar medio”, cuya duración, efectivamente, es siempre de 24 horas. Pero la duración de lo que los astrónomos llaman un “día solar verdadero” varía a lo largo del año, y puede llegar a alcanzar las 24 h y 4 minutos.

14.- Mozart no se llamaba Amadeus. Su auténtico nombre era Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. ¿De dónde viene, entonces, lo de Amadeus? Un príncipe prusiano quedó tan impresionado por la música del joven compositor que le rebautizó cómo Wolfgang Gottlieb (vocablo alemán que significa “amado por Dios”). A Mozart le pareció una cursilería, y se burlaba de la anécdota en cartas escritas a sus amigos: “Ahora tendréis que llamarme Wolfgang Amadeus”, traducción latina de la palabra germana.

Tulipán en Holanda
15.- Los tulipanes holandeses realmente son turcos. La flor nacional del país de los diques es originaria del territorio otomano. Fue introducida en Occidente en 1544 por un viajero austríaco llamado Ogier Gislain. Pero fue un jardinero vienés, Carolus Clusius, quien llevó en 1593 los primeros bulbos de esta planta a Holanda, cuando fue requerido para cuidar las plantas del palacio real.

16.- Las películas no están hechas de celuloide. Los filmes se fabrican con acetato de celulosa. Este ingrediente no forma parte del celuloide, material plástico compuesto por nitrato de celulosa y alcanfor.

17.- El auténtico puente de Londres está en Arizona. En 1968, el London Bridge estaba muy deteriorado. Pero, dado el coste de la restauración, las autoridades de Londres prefirieron venderlo al millonario americano Robert McCulloch por veinticinco millones de dólares. El magnate lo trasladó piedra a piedra a Lake Havosu, en Arizona.

18.- Los toros no se excitan al ver el color rojo. De hecho, ni siquiera pueden distinguirlo, ya que estos animales son daltónicos y solo son capaces de diferenciar el blanco, el negro y algunos tonos de grises. Por eso, daría igual de qué color fuera el capote del diestro, porque lo que realmente enfurece al animal son los movimientos que el torero realiza con dicha capa.

19.- Santa Claus es turco. Pese a que la tradición lo pinta con un trineo rodeado de renos y viviendo en un entorno casi polar, en realidad, San Nicolás de Bari, el santo en el que se basa la leyenda de Papá Noel, nació en Licia, en la actual Turquía.

20.- La penicilina no la descubrió Fleming. Fue Ernest Duchesne, estudiante del Instituto de Medicina Militar de Lyon. Treinta y dos años antes que Alexander Fleming, el francés encontró un hongo con la propiedad de matar bacterias. Desafortunadamente, las autoridades científicas de la época no le hicieron caso, y su hallazgo cayó en el olvido hasta que fue redescubierto por el investigador británico.

Agua
21.- El agua sí tiene color y sabor. Únicamente el agua destilada resulta completamente transparente e insípida. Pero tanto el líquido potable como el del mar tienen en su composición iones de sales que le confieren un tono azulado muy leve. Además, la presencia de esas sales y de gases disueltos en ella, como el CO2, le confieren un sabor refrescante y cuasi dulce.

22.- Y también hierve a menos de 100ºC. Efectivamente, esa es la temperatura de ebullición del agua, pero siempre que nos encontremos al nivel del mar. Cuanto mayor sea la altitud, esa frontera de ebullición disminuye, y en lugares de alta montaña el agua hierve a una temperatura menor. De hecho, en el Everest lo hace al llegar a solo 71ºC.

23.- La receta del pollo masala es escocesa. La crearon los fusileros escoceses destinados en la India al mezclar el pollo especiado típico de aquel país con salsa de tomate y nata. 24.- El alcohol no mata neuronas. Fue a finales del siglo XIX cuando los movimientos de abstemios y a favor de la templanza hicieron circular la idea de que el alcohol destruye el tejido cerebral. Lo cual es cierto, pero solo en los casos de alcoholismo y tras años de padecer la enfermedad.  Pero una investigación conjunta de la Universidad de Auckland y del Instituto Médico de Goteburgo demostró que el consumo ¡moderado! de alcohol no producía ningún daño neuronal.

25.- Y la vía láctea tendría que llamarse vía alcohólica. El nombre de Vía Láctea viene del latín, y significa “camino de leche”, ya que, según la mitología griega, fue originada por la leche surgida del pecho de la diosa Hera. Evidentemente, hoy sabemos que no está hecha de leche, aunque sí, en parte, de alcohol, ya que los astrónomos han descubierto en su interior una gigantesca nube de metanol de 400.000 millones de kilómetros.

26.- El animal más largo del mundo no es la ballena azul. Aunque se han encontrado ejemplares de estos cetáceos que alcanzan los 33 m de longitud, le gana la partida el Lineus longissimus, una especie de gusano que llega a alcanzar hasta los  40 metros de longitud.

27.- El auténtico número de la bestia es el 616. O sea, que si tu sobrinito Damien tiene un 666 tatuado en la nuca, no tienes que preocuparte de nada. Porque los investigadores del Ashmolean Museum de Oxford volvieron a estudiar los papiros de Oxyrhynchus, que contienen el texto original del Apocalipsis de San Juan, y han descubierto que se habían cometido errores de traducción en la versión que conocemos. Entre ellos, confundir el número 616, que es el que cita el apóstol como marca del Anticristo, con el 666.

28.- El universo no es de color negro. Aunque cuando lo miramos nos parece tan oscuro como la noche, en 2002 dos astrónomos de la Universidad Johns Hopkins, Karl Grazeburg e Ivan Baldry, sacaron un promedio de los colores emitidos por la luz de 200.000 galaxias. Y llegaron a la conclusión de que el dominante en el Universo es (con mucha diferencia) el beige.

29.- San Patricio no era irlandés. El patrón de la patria de los U2 no nació en la Eire esmeralda, sino en Escocia, en el año 387, pero fue raptado por unos piratas cuando era adolescente y llevado a Irlanda, donde lo vendieron como esclavo.

Bugs Bunny
30.- Bugs Bunny en realidad es una liebre. Aunque se lo conoce como “el conejo de la suerte”, este personaje de dibujos de la Warner pertenece al género Lepus, cuya principal diferencia con los conejos es que tienen orejas y ojos más desarrollados. Su creador, Tex Avery, lo tenía muy claro, ya que la primera aventura de Bugs se titulaba La liebre salvaje. Pero empezó a decir que era un conejo para esquivar una demanda de otro dibujante, David Hare, quien le acusaba de haber plagiado al personaje de su corto La tortuga y la liebre.

31.- El béisbol no se inventó en Estados Unidos. Por asombroso que parezca, la cuna de este deporte es Cuba. Las crónicas de los primeros marinos españoles que llegaron a la isla en 1492 relatan que vieron a los nativos practicar un juego llamado batos, que consistía en golpear una bola de resina con un leño de madera, aocmpañado de una danza llamada areito.

32.- En el desierto más grande del mundo hace frío. Tendemos a identificar el desierto con calor, y pensamos que el Sahara es el más grande. Pero ese honor le corresponde a la Antártida. El Polo Sur tiene una extensión de  catorce millones de kilómetros cuadrados, cuyo promedio anual de lluvia es de 5 mm (un milímetro de lluvia equivale a un litro por metro cuadrado), frente a los 127 mm anuales que registra el Sahara.

33.- En el vudú no se pinchan muñecos con alfileres. Esa práctica pertenece a la brujería europea. En la antigua Grecia, los magos usaban unos amuletos con forma humana llamados kolossoi. La costumbre de clavar en ellos alfileres para maldecir a sus víctimas la comenzaron las brujas medievales, si hacemos caso a lo narrado por el rey Jaime I de Inglaterra en su obra Demonología (1603).

34.- El whisky procede de china. Aunque les duela a los escoceses, es una bebida de origen oriental, traída a Europa por un monje irlandés llamado John Corr.

35.- Y la falda escocesa realmente es irlandesa. Los habitantes naturales de Escocia eran los pictos, esos guerreros que pintaban su cuerpo de azul. Pero, según el historiador Hillaire Belloc, el kilt, la tradicional falda a cuadros, la introdujeron los escotos, otro pueblo emigrado desde Irlanda.

36.- Aristarco de Samos se adelantó a Copérnico. Porque este sabio griego (310-230 a. de C.) fue el primero en sugerir que la Tierra giraba alrededor del Sol. Dejó constancia de ello en un tratado titulado De revolutionibus caelestibus.

Perovskita
37.- El oxígeno y el agua no son los elementos más comunes de nuestro planeta. Es un mineral llamado perovskita (CaTiO3), formado por óxido de calcio y titanio. La razón de que haya tanto es que los científicos creen que la mayor parte del manto y el núcleo terrestres están formados por este compuesto. Hasta ahora ha sido imposible confirmar esta hipótesis, pero los expertos fundamentan sus deducciones en el análisis de los restos procedentes de las erupciones volcánicas.

38.- El cerebro no es gris. Al menos mientras estamos vivos. Dicho órgano está formado por materia blanca (una proteína grasa llamada mielina) y tejido gris (que contiene las neuronas); pero esos nombres son metáforas que no describen el auténtico color del cerebro, que es rosáceo por la profusión de vasos sanguíneos. La falta de riego hace que se vuelva gris oscuro al morir.

39.- Las islas Canarias deben su nombre a los perros. Y no a cierta especie de pájaros. Según el historiador Plinio el Viejo, fueron bautizadas con ese nombre (derivado del termino latino can, perro), en honor a dos mastines que los hombres del Juba de Mauritania capturaron allí, durante una expedición en el año 40 a. de C.

40.- El primer animal en el espacio no fue la perrita Laika, sino una mosca de la fruta que los americanos enviaron fuera de nuestra órbita en un cohete V-2 capturado a los alemanes.

Fuente: Revista Quo

18 de octubre de 2011

Obsolescencia programada

La obsolescencia programada consiste, básicamente, en reducir de manera deliberada la vida de un determinado producto para aumentar su consumo. Su origen no es ni mucho menos actual, ya se empezó a practicar entre 1920 y 1930.

Muchos de los actuales bienes de consumo, sobre todo los relacionados con la tecnología, están fabricados para no durar. A menudo encontramos baterías de móvil que dejan de funcionar tras 18 meses, bombillas que apenas duran 1000 horas, impresoras que dejan de imprimir tras alcanzar un determinado número de copias... ¿Por qué, si la tecnología avanza cada vez más, los productos de consumo duran cada vez menos?

Hace apenas unos meses podíamos ver en todos los telediarios que una bombilla de un parque de bomberos en Livermore (Estados Unidos), lleva luciendo nada menos que 106 años de manera ininterrumpida, habiendo batido por tanto, un record Guiness. Incluso han creado un sitio web conmemorativo de esta bombilla, y se puede conectar con una webcam donde se puede observar en tiempo real el funcionamiento de esta bombilla (ya sería mala suerte que si nos ponemos a mirarla, se funda en ese momento). ¿No es irónico que un elemento tan rudimentario fabricado hace tanto tiempo lleve funcionando tantos y tantos años, mientras que objetos similares pero mucho más avanzados tecnológicamente, tengan una duración de apenas 1000 horas?

¿Es lícito hacer esto? ¿Es correcto?¿Nos dejamos engañar por las compañías que realizan esta práctica?¿Qué implicaciones económicas tiene para los consumidores y las compañías fabricantes?¿Tiene más que ver con las modas o con un simple afán de lucro de las compañías?

Para pensar un poco en este tema, nada mejor que ver un documental ofrecido por RTVE, titulado "Comprar, tirar, comprar". Sería suficiente con meditar un rato sobre este asunto, para darnos cuenta del tipo de mundo industrial en el que vivimos.

Disfruta del documental, dedica apenas 50 minutos de tu vida a cambio de descubrir de que manera nos obligan a comprar, tirar y volver a comprar el mismo artículo.



4 de octubre de 2011

¿Por qué abrimos los ojos por la mañana antes de que suene la alarma del despertador?

Anticipándose al reloj
¿Te sorprendes abriendo los ojos cada mañana solo un instante antes de que suene la alarma del despertador? Científicos del Instituto Salk de Estudios Biológicos (EE UU) aseguran que la clave de esta capacidad reside en un componente del reloj biológico que hasta ahora era desconocido. Sus conclusiones se publican en el último número de la revista Science.

Cada mañana, el reloj biológico refuerza nuestro metabolismo y pone en marcha importantes funciones fisiológicas que le "dicen" a nuestro cuerpo que ha llegado el momento de ponerse en pie. “El cuerpo es en esencia un conjunto de relojes”, asegura Satchindananda Panda, coautor del estudio. “Conocíamos vagamente el reloj que nos hace caer rendidos cada noche, pero no el que nos activa de nuevo al amanecer”, explica. Ahora que lo han encontrado (una proteína llamada JARID1a), el investigador asegura que “podremos entender mejor el insomnio, y por qué nuestro reloj biológico falla a medida que envejecemos o cuando desarrollamos ciertas enfermedades crónicas”. También podría ayudar a entender los mecanismos del cáncer.

En los mecanismos moleculares que controlan nuestro ciclo de sueño-vigilia interviene una proteína llamada PERIOD (PER). El número de proteínas PER en cada célula del cuerpo aumenta y disminuye cada 24 horas. Nuestras células usan este nivel como indicador de la hora del día, y en función de esas cantidades le dicen al cuerpo si debe estar despierto o dormido. De hecho, cuando al llegar la noche los niveles de PER caen, nuestros sistemas biológicos se vuelven más lentos: baja la presión arterial, el latido cardíaco se hace más lento, nuestros procesos mentales disminuyen... Para que todo vuelva a ponerse en marcha a la mañana siguiente, según han descubierto Satchindananda Panda y sus colegas, es necesario que intervenga la proteína JARID1a, que funciona como un interruptor que nos “enciende”.


27 de septiembre de 2011

El agua del mar no quita la sed... ¿por qué?

Apenas unas cuántas líneas para dar respuesta a una pregunta de uno de los alumnos de ESO, surgida en una conversación informal acerca de los placeres y aventuras familiares del verano. La pregunta fue directa y da título a esta entrada: "¿Por qué el agua de mar no quita la sed y no se debería beber en una situación de supervivencia?".

La respuesta es relativamente sencilla y se basa en la concentración en sal del agua de mar y la capacidad de nuestros riñones en filtrar ese agua.

Los riñones son los filtros que separan las materias de deshecho de la sangre, que son almacenadas en forma de orina en la vejiga, dispuestas para su expulsión al exterior.

Aunque los riñones pueden realizar su trabajo sin que bebamos mucha agua, tienen la limitación de que son incapaces de producir orina con una concentración de sales superior al 2 por 100. El agua marina contiene un 3 por 100 de sal, por lo que, si bebemos un litro, nuestros riñones necesitarán al menos un litro y medio de agua pura para diluir toda la sal. Para conseguirlo, se verán obligados a retirar medio litro extra de agua de nuestro cuerpo, con el consiguiente incremento de la deshidratación y de la sensación de sed. Esto explica por qué es preferible no beber nada a beber agua del mar y también el hecho de que muchas bebidas formadas principalmente por agua no quiten la sed.


1 de agosto de 2011

Muere el padre de la criogenia... y ha sido criogenizado

Estos días ha muerto Robert Ettinger, el padre de la criónica, esa idea con tintes científicos –aunque bastante cuestionada– que propone que la gente sea congelada tras su muerte cerebral confiando en que años o siglos después pueden ser despertados y curados de sus enfermedades como si nada hubiera pasado.

Hay diversas empresas dedicada a estos menesteres, aunque solo dos operan legalmente en EE UU (Alcor y el Cryonics Institute). Se enfrentan a no pocos problemas técnicos y legales, tales como llegar a tiempo con los equipos de criogenización cuando alguien fallece, mantener las naves y neveras con los "clientes" siempre a la temperatura adecuada, obtener los permisos legales, que no los acusen de congelar a gente todavía viva en el lecho de muerte –dado que haciéndolo así dicen que se multiplican las posibilidades de sobrevivir– y rarezas por el estilo. Un detalle digno de ser destacado: congelar un cuerpo es bastante caro, del orden de 140.000 euros, aunque por unos 70.000 euros pueden también congelarte sólo el cerebro que es lo que realmente importa.

Ettinger tenía 92 años y como llevaba tiempo enfermo y se estaba preparando para el gran momento; según dicen los familiares lo han podido congelar "de forma óptima", así que ahora descansará junto a otros cientos de cuerpos (y cerebros) a ver si hay suerte y en los siglos venideros pueden descongelarlos.

No descansará junto a Walt Disney porque aquello era una leyenda urbana y hoy en día se sabe que Walt Disney no está congelado. Incluso hay fotos de su tumba, un nicho normal y corriente. En el caso de Ettinger, estará rodeado de "geeks" porque la mayor parte de los congelados son ingenieros de software, aparte de que tres de cada cuatro son mujeres, según las estadísticas.

Usando la terminología de las empresas del ramo, ahora Robert Ettinger ya no es un cadáver. Es un… paciente.

Será curioso ver las reacciones cuando fallezca alguno de los actuales proponentes de las teorías más radicales sobre prolongación de la vida, que hacen una vida con una alta restricción calórica complementada con diversos productos químicos y confían en transplantes y otras técnicas con la esperanza de no morir nunca y vivir para siempre – al menos hasta un futuro cercano en que sus investigaciones den resultado y la inmortalidad sea científicamente algo que se pueda conseguir.

Fuente: Microsiervos

27 de julio de 2011

El heredero de Kim Peek

Para empezar, recordaremos quién es Kim Peek. Este hombre se hizo famoso por tener unas habilidades de memoria, lectura de libros, cálculo mental y retención de información totalmente asombrosa y fascinante, se podía decir que poseía una memoria eidética (lo que comúnmente llamamos "memoria fotográfica", aunque existen algunas diferencias entre ambas).

Su caso se hizo mundialmente célebre en 1988, cuando Dustin Hoffman y Tom Cruise protagonizaron Rain Man. Fue un éxito, y posteriormente, en la misma línea, se rodó en 2001 Una Mente Maravillosa, protagonizada por el oscarizado Russell Crowe. En ella se encarnaba al premio Nobel John Nash, quien sufría de esquizofrenia.

Sin embargo, Kim Peek tenía graves problemas para ser autosuficiente y sufría síndrome de Asperger. Esta enfermedad era la que le otorgaba las fantásticas habilidades de las que disponía, pero le dificultaba seriamente otras que para nosotros son muy sencillas, como peinarse, vestirse, o atar unos cordones. Kim Peek falleció en 2009, y se le recuerda como el auténtico Rain Main. Leía libros con los dos ojos, una página con cada ojo, y ostenta el récord de memoria de lectura.

En la misma línea de esta caso, apareció hace pocos años el caso de Daniel Tammet, un joven inglés que demostró poseer la habilidad de aprender islandés en una semana, tener una capacidad de cálculo mental fuera de lo común, y una memoria extraordinaria, entre otras grandes capacidades.

En su mente, cada número posee una única forma, color, textura y emoción. De forma intuitiva, Tammet puede "ver" los resultados de complejas operaciones matemáticas dentro de un paisaje que recrea su mente inconsciente sin esfuerzo, pudiendo distinguir de un solo vistazo, por ejemplo, si un número es primo o compuesto. Su particular forma de ver los números lo ha llevado a describir algunos de ellos como "especialmente feos" (caso del 289), o al 333 como "atractivo", o al número pi, como "especialmente hermoso".

Sus hazañas se pueden ver en el documental que se realizó sobre él, del cual os dejo la primera parte, de unos 10 minutos de duración:


Aparentemente su síndrome de Asperger no es tan severo como el de Kim Peek, y es capaz de soportar situaciones de presión, socializarse con mayor facilidad y ser más dueño de sus capacidades motoras, pero ambos poseen este síndrome. El caso de Daniel está siendo estudiado por neurocientíficos para tratar de comprender más el cerebro, sus capacidades y su potencial.

Daniel es consciente de su don, pero a la vez, es consciente de su síndrome de autismo Asperger y su epilepsia. Su caso lo llegó a explicar perfectamente en una entrevista en el famoso programa americano de Letterman.

Kim Peek falleció en 2009, sin embargo, la televisión logró reunir tanto a Daniel como a él, y el resultado de este sorprendente encuentro se puede ver en el siguiente vídeo (tan solo son 3 minutos):


Este tipo de autismo está siendo muy empleado en la literatura y en el cine desde hace poco tiempo. El último episodio en el que lo pudimos ver fue en la saga sueca Millenium. No es de extrañar que sea un argumento muy socorrido en las historias. Este síndrome es también conocido como el síndrome de los sabios y es lo que hace que ciertas personas sean muy brillantes en ciertas habilidades, pero tremendamente opacos y difíciles de entender por el resto de la sociedad.


Sirvan por tanto, estas líneas, como nuestro pequeño homenaje particular a Kim Peek y a todas esas mentes maravillosas que no dejan de sorprendernos. Una vez más, podemos afirmar que los entresijos de la mente humana son increíbles.

Fuente: Amazings.es

4 de julio de 2011

¿Será éste el verano más largo del siglo?

Varios medios de comunicación saludaron la entrada del verano (en el hemisferio norte) con el anuncio de que estamos ante el que será el verano más largo del siglo. ¿Es cierto esto? Pues, como tantas veces, sí y no. Pero, como diría Jack el Destripador, vayamos por partes.

Lo primero que hay que tener claro es el por qué de las estaciones. Tenemos estaciones debido a la inclinación del eje de la Tierra respecto al plano de su órbita alrededor del Sol. Ello hace que en un punto concreto de dicha órbita la parte norte del eje apunte al Sol y éste dé “de pleno” en el hemisferio Norte y sea verano. En el punto opuesto de la órbita, la parte norte del eje apunta en dirección opuesta al Sol. Es entonces invierno en el hemisferio Norte y verano en el Sur. En esos puntos tienen lugar los solsticios. Las imágenes nos ayudaran a verlo.



Este eje, sin embargo, sí que se mueve lentamente a lo largo del tiempo. Se trata del llamado movimiento de precesión. Este movimiento de precesión, que tiene un periodo de unos 26.000 años, hace que los solsticios se desplacen a lo largo de la órbita de la Tierra y puedan tener lugar en cualquier punto de ella. En esta época que nos ha tocado vivir, casualmente, resulta que los solsticios tienen lugar cerca de dos puntos especiales de dicha órbita: el afelio (punto más alejado del Sol) y el perihelio (punto más cercano).

Como sabemos, el solsticio de verano (del hemisferio norte) tiene lugar alrededor del 21 de junio, siendo el afelio a primeros de julio.


Como es lógico, la fuerza de atracción que el Sol ejerce sobre la Tierra en perihelio es mayor a la ejercida en afelio. Eso hace que la velocidad de la Tierra sea mayor en perihelio que en afelio. Para entendernos, y como no vamos a utilizar en la explicación una fuerza que no existe, la fuerza centrífuga, si en perihelio vamos demasiado lentos, caemos al Sol. Si en afelio vamos demasiado rápido, nos salimos de la órbita hacia fuera. Esto es, la Segunda ley de Kepler.

¿Cuándo tienen lugar entonces los veranos más largos en el hemisferio Norte? Cuando nuestro verano coincide de pleno con la parte más lenta de la órbita terrestre, en afelio. Es decir, el verano más largo tendrá lugar cuando la Tierra pase por el afelio en mitad de nuestro verano, alrededor del 5 de agosto. En la actualidad, el afelio tiene lugar alrededor del 4 de julio y el movimiento de precesión hace que se vaya retrasando poco a poco. Y será dentro de aproximadamente 20 siglos cuando el verano llegará a su máxima duración de 94 días y 8 horas aproximadamente, frente al actual que durará 93 días y 15 horas.

¿Y que hay de lo nuestro entonces? Es decir, ¿será el actual el verano más largo del siglo? Sí, pero no. Estamos ante el verano más largo en muchos siglos, pero será superado con celeridad, pues, como hemos visto, los veranos tienden en este momento a crecer. El próximo verano, sin embargo, no será tan largo como este. ¿Y eso? El motivo es que las cosas son, en la práctica, bastante más complejas. Veamos la gráfica de la duración del verano entre los años 1900 y 2100, obtenida por Borja Tosar.


Como vemos en esa gráfica, el verano actual es el más largo de los últimos tiempos, pero el del 2019 lo superará. ¿Y por qué el crecimiento no es constante y sigue la línea recta? Por la influencia del resto de cuerpos del Sistema Solar, Júpiter, principalmente. Pero la tendencia es clara y nuestro verano seguirá creciendo los próximos siglos.

Fuente: Amazing.es

27 de febrero de 2011

Arquímedes y el problema de la corona de oro del rey Hierón

En el siglo III a.C., el rey Hierón II gobernaba Siracusa. Siendo un rey ostentoso, pidió a un orfebre que le crease una hermosa corona de oro, para lo que le dio un lingote de oro puro. Una vez el orfebre hubo terminado, le entregó al rey su deseada corona. Entonces las dudas comenzaron a asaltarle. La corona pesaba lo mismo que un lingote de oro, pero ¿y si el orfebre había sustituido parte del oro de la corona por plata para engañarle?

Ante la duda, el rey Hierón hizo llamar a Arquímedes, que vivía en aquel entonces en Siracusa. Arquímedes era uno de los más famosos sabios y matemáticos de la época, así que Herón creyó que sería la persona adecuada para abordar su problema.

Arquímedes desde el primer momento supo que tenía que calcular la densidad de la corona para averiguar así si se trataba de oro puro, o además contenía algo de plata. La corona pesaba lo mismo que un lingote de oro, así sólo le quedaba conocer el volumen, lo más complicado. El rey Hierón II estaba contento con la corona, y no quería fundirla si no había evidencia de que el orfebre le había engañado, por lo que Arquímedes no podía moldearlo de forma que facilitara el cálculo de su volumen.

Un día, mientras tomaba un baño en una tina, Arquímedes se percató de que el agua subía cuando él se sumergía. En seguida comenzó a asociar conceptos: él al sumergirse estaba desplazando una cantidad de agua que equivaldría a su volumen. Consecuentemente, si sumergía la corona del rey en agua, y medía la cantidad de agua desplazado, podría conocer su volumen.


Sin ni siquiera pensar en vestirse, Arquímedes salió corriendo desnudo por las calles emocionado por su descubrimiento, y sin parar de gritar "¡Eureka!, ¡Eureka!", lo que traducido al español significa “¡Lo he encontrado!”. Sabiendo el volumen y el peso, Arquímedes podría determinar la densidad del material que componía la corona. Si esta densidad era menor que la del oro, se habrían añadido materiales de peor calidad (menos densos que el oro), por lo que el orfebre habría intentado engañar al rey.

Así tomó una pieza de plata del mismo peso que la corona, y otra de oro del mismo peso que la corona. Llenó una vasija de agua hasta el tope, introdujo la pieza de plata y midió la cantidad de agua derramada. Después hizo lo mismo con la pieza de oro. De este modo, determinó qué volumen equivalía a la plata y qué volumen equivalía el oro.

Repitió la misma operación, pero esta vez con la corona hecha por el orfebre. El volumen de agua que desplazó la corona se situó entre medias del volumen de la plata y del oro. Ajustó los cálculos y determinó de forma exacta la cantidad de plata y oro que tenía la corona, demostrando así ante el rey Hierón II que el orfebre le había intentado engañar.


Toda esta historia no aparece en ninguno de los libros que han llegado a nuestros días de Arquímedes, sino que aparece por primera vez en “De architectura”, un libro de Vitruvio escrito dos siglos después de la muerte de Arquímedes. Esto durante años ha hecho sospechar de la veracidad de los hechos, tomándose generalmente más como una leyenda popular que como un hecho histórico.

De hecho, si asumimos que la corona pesaba un kilo, con 700 gramos de oro y 300 gramos de plata, la diferencia de volumen desplazado por la pieza de oro y la corona habría sido únicamente 13 centímetros cúbicos. Este volumen es visible, pero no fácilmente medible dadas las circunstancias. Suponiendo que lo que se medía era la elevación del nivel del agua en la tinaja con una superficie de unos 300 centímetros cuadrados (suficientemente generosa), la diferencia del nivel del agua entre la pieza de oro puro y la corona sería de menos de medio milímetro, algo difícilmente medible con los instrumentos de la época.

En cualquier caso, aunque esta no fuera la historia real, Arquímedes dejó documentos escritos en los que describía a la perfección el principio que lleva su nombre.

Fuente: Este artículo forma parte de la segunda edición del Carnaval de Química, esta vez celebrado en casa de El busto de Palas.

9 de diciembre de 2010

Calendario juliano y gregoriano

Julio César
En el año 46 a.C., el dictador Julio César, que se había casado con una mujer romana de buena familia, sobresaltó a algunas de las personas más influyentes de Roma al preparar una suntuosa bienvenida a su amante, la reina Cleopatra de Egipto, además de concederle una villa para que la ocupase durante toda su visita, que duró hasta el asesinato de César dos años después. Todo eso, sin duda, animó la conspiración que provocó su muerte. Pero, una consecuencia más duradera de su flirteo egipcio fue la reforma del calendario, recomendada por un astrónomo egipcio llamado Sosígenes, que lo acompañó a su regreso a Roma.

El calendario juliano que César introdujo y al que dio su nombre se mantuvo a lo largo y ancho de Europa hasta mil seiscientos años después de su muerte. Por desgracia, no era tan exacto como podía serlo, y hacia el siglo VIII d.C. empezaba a causar inquietud porque daba problemas para fijar la fiesta cristiana de Pascua. Durante los siguientes ochocientos años, el asunto de la reforma del calendario sería uno de los temas más debatidos por la cristiandad.

Gregorio XIII
El problema era que el calendario juliano asumía que la longitud del año era de 365,25 días (o lo que es lo mismo, 365 días 6 horas), mientras que en realidad sólo consta de 365, 242189 días (o lo que es lo mismo, 365 días 5 horas 48 minutos y 45,16 segundos). Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los 1257 años que mediaban entre el 325 y el 1582, un error acumulado de aproximadamente 11 días. Así que a finales del siglo XVI, el calendario cristiano estaba desfasado. En ese año de 1582, el Papa Gregorio XIII persuadió a varios estados europeos de que aceptasen lo que más tarde se conocería como el calendario gregoriano. Para cuadrar las fechas con el antiguo calendario, se eliminaron diez días.

El calendario juliano había considerado un promedio de 365,25 días, añadiendo un día extra cada cuatro años (lo que conocemos como años bisiestos). El calendario gregoriano hizo un pequeño cambio a esta regla: se añadiría un día extra si el año era divisible por 4, pero no si era divisible por 100... a menos que también fuera divisible por 400. Por tanto, como puedes ver, el criterio para que un año sea bisiesto es algo más complicado que la simple idea que todos conocemos como "un año de 366 días cada 4 años".

La mayoría de los países europeos adoptaron el nuevo calendario muy rápidamente. Los obispos ingleses, renuentes a aceptar el liderazgo del Papa, exigieron nuevas discusiones que, muy al estilo inglés, continuaron durante ciento setenta años. Cuando los ingleses (y escoceses e irlandeses) entraron en razón, tuvieron que anular once días (dado que en el tiempo transcurrido en las nuevas deliberaciones, se había acumulado un día más de error sobre los diez días iniciales). Al miércoles 2 de septiembre de 1752 le siguió el jueves 14 de septiembre. No todos se sintieron felices. Creyeron que les habían robado parte de sus vidas, los protestantes adoptaron el eslogan: "Devolvednos nuestros once días". Pero una vez plantada la semilla, la expansión de ese calendario por el Imperio Británico aseguró su adopción por todo el mundo. El Imperio Ruso, sin embargo, se mantuvo al margen hasta después de la Revolución de 1917.

Varios países adoptaron el calendario gregoriano casi inmediatamente, pero como se muestra a continuación, otros tardaron bastante en hacer el cambio:

- Italia, España, Portugal, Polonia: 5-14 de octubre de 1582
- Francia: 10-19 de diciembre de 1582
- Alemania (católica): varias fechas de 1583
- Alemania (protestante): 19-28 de febrero de 1700
- Inglaterra (y colonias), Escocia e Irlanda: 3 - 13 de septiembre de 1752
- Alaska (había sido parte de Rusia): 1867
- Japón: 1873
- China: 1912
- Unión Soviética: 1-13 de febrero de 1918
- Grecia: 10-22 de marzo de 1924
- Turquía: 19-31 de diciembre de 1926

Tengamos en cuenta que Japón y China no utilizaban el calendario juliano.

Una última curiosidad: el año gregoriano, con todas sus correcciones, es aún 26 segundos más largo que el año astronómico, lo cual implica un día de diferencia cada 3323 años. Para corregir esta pequeña discrepancia se ha propuesto sacar un día cada cuatro mil años de tal manera que el año 4000, el 8000 o el 16000 no sean bisiestos (aunque les toca). En todo caso, de la longitud del año ocho mil, o dieciséis mil, no necesitamos preocuparnos ahora: los años que estamos usando tienen una duración más que aceptable.

8 de noviembre de 2010

Déjà vu: Una situación ya vivida

¿No has tenido nunca la sensación de estar viviendo una experiencia ya vivida? En muchas ocasiones al pasear por la calle, en el trabajo o con los amigos, asalta la impresión desconcertante de conocer esa situación pero se desconoce la razón.

Esa extraña sensación de haber vivido antes una determinada situación es llamada por los franceses Déjà vu, que quiere decir “ya visto”. Este nombre se debe a un científico francés de finales del siglo XIX, Emile Boirac. Pero esta manera de denominarla es considerada poco apropiada por muchos estudiosos, que consideran que sería más apropiada llamarla déjà vecu, es decir “ya vivido”. 

Los expertos llevan muchos años estudiando cuál puede ser la razón que explique el déjà vu; de hecho, San Agustín ya investigó el tema. Se debe a un error de nuestro cerebro difícil de explicar. El déjà vu es una sensación que casi todo el mundo ha sentido alguna vez. En todas sus manifestaciones se caracteriza por unos rasgos en común.

Por un instante

El 80% de las personas ha tenido alguna vez la sensación de estar viviendo una experiencia vivida anteriormente. En la mayor parte de las ocasiones se trata de una experiencia que dura tan sólo unos segundos, pero que el individuo que la vive puede sentir como más larga debido a la sensación de intranquilidad que le invade. Este nerviosismo suele desaparecer en el momento en que finaliza el fenómeno, como mucho unos minutos después. 

Los hechos son reconocidos inmediatamente. Sin embargo, le resulta imposible ubicar en el pasado una situación igual, y cuanto más se esfuerza en reconocerlo, más se desvanece. Además, no se trata de recordar una cara, un sitio o un olor, sino una experiencia entera.

Sensación inquietante 

A pesar de que es algo conocido o familiar, no resulta tranquilizante, sino todo lo contrario. Hay que tener en cuenta que se rompe el orden cronológico que estamos acostumbrados a seguir. De repente el presente se transforma en pasado. 

En muchas ocasiones el hecho de reconocer los acontecimientos presentes como ya vividos, hace que se considere capaz de saber qué va a ocurrir después. Pero no es así, porque se trata de un hecho aislado que sólo dura unos segundos.

La explicación de los científicos

Tras muchos años intentando buscar una razón que explique el déjà vu, los expertos que estudian el funcionamiento de la mente no han llegado a una conclusión definitiva y unánime. 

Los psicoanalistas opinan que es fruto de los sueños diurnos, de las fantasías inconscientes de la persona. No es un hecho que suceda por azar, sino que suele estar relacionado con algo de gran importancia para el sujeto, hemos soñado con una situación y al ocurrir realmente nos resulta conocida.

Los psicólogos y los neurólogos lo consideran una alteración de la memoria, en el cerebro se activan por error los circuitos neuronales responsables de la sensación del recuerdo. Por eso se "recuerda" algo que realmente no ha pasado.

Otra opinión menos extendida dice que es una alteración de la percepción.

También está considerado como un fallo en la interpretación de los hechos en el tiempo. Una incapacidad de establecer primero una secuencia y luego otra, se debe a un retraso entre lo que estamos viendo y el tiempo que tarda nuestro cerebro en registrar el momento.

Algunos estudios establecen que en la mayoría de los casos se da en personas con una capacidad de atención baja; personas cansadas y con estrés. En situaciones de poca concentración cerebral, el subconsciente capta una experiencia antes que el yo consciente, de manera que para cuando esto último ocurre, la experiencia se encuentra ya en la memoria y el yo consciente la identifica como un recuerdo, pero realmente lleva muy poco tiempo en la memoria.

Otras explicaciones 

Al margen de los estudios científicos, el carácter desconcertante del déjà vu ha dado lugar a una serie de teorías relacionadas con la metafísica, la reencarnación y los poderes ocultos. 

Dentro de este campo la explicación más extendida está relacionada con la reencarnación del alma. En una segunda vida el individuo no es capaz de recordar su vida anterior, pero si puede tener breves recuerdos, como ocurre en el déjà vu.

También se considera como una prueba de tener poderes especiales. Muchas veces la sensación de revivir el pasado desemboca en la creencia de que se puede predecir lo que va a suceder. Ha sido relacionado también con la telepatía y como prueba de poderes ocultos.

4 de noviembre de 2010

Nuevo récord alcanzado. ¿Cuál es el menor número posible de movimientos para resolver el Cubo de Rubik?

Confieso que nunca conseguí resolver el Cubo de Rubik (o cubo mágico), y cuando observaba en televisión cómo algunos individuos lo conseguían a velocidad de vértigo, me parecía cosa de magia (Un experto es capaz de ejecutar entre 2 y 5 giros de las caras del cubo por segundo).

El último reto conseguido a propósito de este rompecabezas mecánico inventado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernö Rubik en 1974, es descubrir el número mínimo posible de pasos para resolverlo.

El número ha sido llamado “número de Dios”, y se ha establecido en 20. 20 únicos pasos. Para ello se tuvo que calcular todas las posiciones posibles con el cubo (Con 43.252.003.274.489.856.000 posiciones posibles para el cubo), una tarea que hasta hace poco era imposible, según el profesor Morley Davidson, matemático de la Universidad de Kent y miembro del grupo de investigadores que han conseguido llegar al “número de Dios”.

La tarea ha sido posible gracias a los cálculos de los ordenadores de Google.

El matemático estadounidense Morwen Thistlethwaite de la universidad de Tennessee (sur) había sido el primero en intentarlo, demostrando en 1981 que 52 movimientos eran suficientes.

Once años después, su colega holandés Hans Kloosterman había mejorado esa marca con 42 movimientos mientras que en agosto de 2008, los estadounidenses Tomas Rokicki y John Welborn lo hicieron descender a 22.

3 de noviembre de 2010

¿El cambio de hora perjudica la salud?

La madrugada del 30 al 31 de octubre buena parte de los países del hemisferio norte atrasaron una hora sus relojes para dar paso a lo que se llama horario normal o de invierno.

Este cambio de hora, si bien es beneficioso porque amanece antes y con ello se ahorra energía, también implica que anochezca con antelación, algo que afecta a muchas personas, especialmente a quienes tienen predisposición a la ansiedad y depresión. De hecho, según un artículo divulgado en el último número de la revista British Medical Journalla gente es más feliz, enérgica y menos propensa a enfermar en los días largos y luminosos de verano, mientras que su humor tiende a rebajarse -y los estados de ansiedad y depresión a intensificarse- durante los días más cortos y grises del invierno.

Mayer Hillman, profesor emérito de la Universidad de Westminster (Reino Unido) y autor principal del estudio, sostiene que los relojes no se deberían retrasar, ya que contribuye también a reducir el tiempo disponible para actividades al aire libre. En concreto, eliminar el cambio horario brindaría "unas 300 horas adicionales de luz diurna para los adultos cada año y 200 más para los niños".

¿Te interesa el tema? Amplía esta información leyendo la reseña wiki del Horario de invierno y verano.

29 de octubre de 2010

Mentiras de la Historia: ¿Inventó Graham Bell el teléfono?

La respuesta es que no, en contra de todo lo que hemos estudiado en los libros de Historia desde hace años. El verdadero inventor de un sistema de transmisión de sonidos a través de cables eléctricos fue Antonio Meucci, que bautizó su invento como teletrófono o teléfono eléctrico. Este ingeniero mecánico italiano hizo la primera versión de su aparato cuando Bell sólo tenía 2 años. Por desgracia, nunca pudo permitirse los 250 dólares que costaba la patente en Estados Unidos. Tuvo que conformarse con un registro del anuncio de invención en 1871, que costaba sólo 10 dólares anuales. Sin embargo, la constancia de su trabajo se perdió en el olvido cuando no pudo pagar su renovación en 1874. Durante los dos años siguientes, Alexander Graham Bell estudió el teletrófono de Meucci y en 1876 patentó una versión ligeramente mejorada.

Se cree que la usurpación fue reconocida por primera vez en 2002 por el Congreso de los Estados Unidos, pero en realidad la patente de Bell fue anulada por “fraude y falsedad” el 13 de enero de 1887, una sentencia que más tarde confirmó la Corte Suprema de Justicia.

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